Los
trabajadores y trabajadoras seguimos siendo imprescindibles para el
correcto funcionamiento de la economía y de la sociedad en general. Sin
trabajadores y trabajadoras no hay productos de consumo, no hay
transportes, no funcionan las comunicaciones, no se produce ni crea
nada. Sin nuestra capacidad para aumentar el valor de las materias primas
transformándolas en objetos o alimentos, sin conductores para
transportarlas, sin administrativos, sin informáticos o sin empleados en
los comercios, no existe beneficio para los empresarios.
Debemos ser conscientes de la fuerza con la que contamos, y esta reside
en nuestras propias manos. Pero también reside en nuestra unidad y
nuestra capacidad para organizarnos, principalmente en las empresas.
¿Vamos a dejar que, aun siendo que sin nosotros/as no pueden vivir,
empresarios y empresarias sigan echándonos a la calle, bajando nuestros
sueldos y alargando las jornadas de trabajo?.
Especialmente los
jóvenes asalariados/as no hemos sido durante un tiempo conscientes de
nuestra fuerza. Hemos sido incapaces de tomar la iniciativa, de
construir organización en la empresa y de integrarnos en la lucha por el
mantenimiento o la mejora de nuestras condiciones de trabajo. Nos hemos
quedado en muchos casos rezagados en las luchas, o no hemos conseguido
ser el relevo de viejas generaciones de sindicalistas combativos.
Pero esos tiempos tienen que llegar a su fin. Ya es hora de pasar a la
acción. Hemos de ser un muro contra el que se estrellen las iniciativas
de los empresarios destinadas a convertirnos en piezas precarias en su
tablero de ajedrez. Son muchas las posibilidades que se abren a la hora
de organizarse y trabajar por nuestros derechos en las empresas.
La historia nos dice que a pesar de las zancadillas puestas por
empresarios para evitar que nos organicemos, siempre es posible
sortearlas con creatividad y dejando la resignación a un lado. Y para
ello es imprescindible contar con apoyos a nuestro lado, apoyos que se
consiguen formando parte de algo más grande que nosotros como
individuos; debemos ser todo uno y tenemos que saber utilizar las
posibilidades que el sindicalismo de clase nos ofrece.
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