La celebración de este día se lleva a cabo en pleno apartheid sanitario en el estado español, pues no se puede llamar de otra forma al hecho de negar la atención sanitaria a más de 800.000 personas inmigrantes en todo el estado (a través del Real Decreto 16/2012 de exclusión sanitaria por el que se deja sin atención a personas sin tarjeta de residencia) .
Estas reformas afectan a hombres y mujeres, pero la peor parte la llevan ellas, pues la precariedad laboral, temporalidad y trabajo en economía sumergida tiene rostro de mujer, lo que se traduce en una situación de vulnerabilidad brutal que coloca el hecho de ser mujer y ser extranjera en un lugar de peligrosidad en España.
Por todo ello:
-No queremos celebrar nada mientras cientos de miles de mujeres son expulsadas del sistema sanitario por no tener su documentación en regla, como si un papel aportase la categoría de persona.
-No queremos celebrar nada mientras cada día se les retira a más mujeres la tarjeta sanitaria por tener más de 26 años y no poseer el límite de ingresos determinado reglamentariamente, a la vez que se nos echa de nuestros empleos, obligándonos a depender de la sanidad de nuestros padres y familiares.
-No queremos celebrar nada mientras a todas se nos niega el derecho a decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos, dejándonos como única opción abortar en condiciones de clandestinidad e insalubridad, a excepción de quienes pueden pagar por ejercer un derecho que ha de ser gratuito y legal.
No queremos celebrar nada porque está todo por luchar.
-Y es que está todo por luchar y por ganar cuando desobedecemos el Real Decreto 16/2012 acompañando a nuestras vecinas a los centros de salud para que sean atendidas, tengan papeles o no, hayan cotizado o no.
-Cuando luchamos al establecer redes de apoyo mutuo para que ninguna de nosotras sea expulsada de su vivienda y para que ninguna de nosotras se quede sin alimentos que llevar a casa.
-Como cuando decimos que NOSOTRAS PARIMOS Y NOSOTRAS DECIDIMOS, y nos armamos de rebeldía y de dignidad frente a instituciones, curas y dogmas.
-O cuando decimos que ¡sí se puede! y pensamos en compañeras que luchan día a día por vivir su sexualidad libremente, y en aquellas a las que se les somete a pruebas para cuestionar su voluntad de llevar a cabo un cambio de sexo, patologizando su identidad y sus vidas.
Este 28 de mayo denunciamos que nuestros derechos y nuestras vidas no son negociables. Por todo ello, desde la Juventud Comunista llamamos a la lucha mediante el apoyo mutuo y la desobediencia como forma de poder parar y dar la vuelta a las políticas patriarcales, racistas y clasistas que intentan excluirnos.
Porque tenemos claro que nuestra lucha es por la vida, y en ella sabemos que vamos a vencer.
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