viernes, 30 de enero de 2009

CERREMOS LA PUERTA AL FASCISMO

Ante las recientes amenazas proferidas por parte de un neonazi a un militante nuestro, las Juventudes Comunistas de Valadolid manifestamos lo siguiente:
  1. Rechazamos cualquier acto de discriminación y violencia ejercido contra una persona en función de sus ideas, como en este caso; por ello CONDENAMOS rotundamente este hecho.
  2. Consideramos que el Estado debe poner todos los medios para proteger a las personas de lo que es una forma más de terrorismo, y por tanto condenamos el silencio cómplice de las instituciones ante las amenazas de este tipo.
  3. Creemos que amenazas de este tipo no hacen otra cosa que revelar la verdadera naturaleza de los que las profieren.
CERREMOS LA PUERTA AL FASCISMO

09 de enero de 2009, Juventudes Comunistas de Valladolid.

sábado, 10 de enero de 2009

Bolonia: un análisis de clase

En estos últimos meses ha cobrado fuerza en diversas Universidades españolas la movilización, fundamentalmente estudiantil, frente a la reforma de las titulaciones universitarias para su convergencia en un Espacio Europeo de Educación Superior, el llamado "proceso de Bolonia". Esta movilización, no obstante, tiene distintas dimensiones, que se corresponden con la complejidad de la situación de clase del estudiantado universitario.

Sabemos que la Universidad hace años que dejó de ser un reducto elitista de los hijos de la burguesía. Pero sabemos también que los hijos de obreros siguen siendo una minoría en ella. En su mayor parte, su procedencia de clase es de trabajadores "intelectuales" y de capas medias, incluyendo profesionales liberales.

A su vez, su "destino de clase" es diverso: en unos casos, pasar a dirigir el negocio familiar; en otros, ejercer una profesión bien remunerada, ya como "profesionales liberales", ya como asalariados con una retribución netamente superior a la renta media; y en otros casos, el paro o el subempleo, realizando tareas para las que no necesitan su formación académica o, en todo caso, con una retribución netamente inferior a la renta media, como los llamados "milieuristas"; a ello se añade también un porcentaje significativo que no llegan a obtener una titulación universitaria, cayendo así dentro de lo que llamamos "fracaso escolar".

Dada esta complejidad de situaciones, hay que analizar en detalle el contenido de las reivindicaciones del movimiento estudiantil, para deslindar aquéllas congruentes con los intereses generales de la clase trabajadora de aquéllas que corresponden a otros intereses particulares.

En el caso del movimiento frente a la aplicación del llamado "proceso de Bolonia", hay componentes que se corresponden plenamente con los intereses generales de la clase trabajadora y son congruentes con los objetivos socialistas, como la oposición a la privatización y mercantilización de la Universidad Pública, entendiendo tal "mercantilización" como la subordinación al mercado. Dicha subordinación, además, sería escasamente funcional a la Universidad, donde los ritmos de la formación educativa y de la investigación requieren una perspectiva a medio y largo plazo que no puede regularse de forma adecuada por el mercado. Y es un mérito del movimiento estudiantil haber forzado a diversos actores a pronunciarse en contra de la mercantilización de la Universidad Püblica, contribuyendo así al movimiento contra el neoliberalismo que cabalga en todo el mundo a lomos de la bancarrota de las políticas neoliberales expresada en la actual crisis global del sistema capitalista.

Hay que señalar, no obstante, que tal mercantilización puede corresponder a las políticas neoliberales de una serie de Gobiernos y de la misma Unión Europea, pero no se deduce de las Declaraciones de Ministros Europeos que jalonan el "proceso de Bolonia", y que incluyen a casi todos los Estados europeos, de dentro y de fuera de la Unión Europea. Por ello no puede pasarse sin más de la crítica al mercantilismo al rechazo global del "proceso de Bolonia".

Para ello es necesario pasar de la crítica al mercantilismo a la crítica de lo que sí es uno de los principios centrales de dicho proceso: la "empleabilidad". Se entiende por tal el hecho de que la obtención de una titulación universitaria capacite para el ejercicio de una profesión y permita encontrar trabajo en la misma. Naturalmente, dicho trabajo podrá encontrarse en la función pública, en un ejercicio independiente como profesional liberal, o como asalariado, es decir, en lo que se llama el "mercado laboral". La proporción en la que se den esas tres formas de trabajo dependerá de la estructura económica de la sociedad, pero en la medida en que una parte importante de ésta corresponda al modo de producción capitalista la "empleabilidad" supone que la Universidad prepare en buena parte a sus estudiantes para la incorporación al mercado laboral.

No obstante, es importante distinguir entre el hecho de que los estudios universitarios preparen para la incorporación al mercado laboral, y por tanto que la Universidad eduque en buena medida para el mercado laboral, y la pretensión de que el contenido de dichos estudios se determine por una adaptación al mercado laboral. Lo primero es una necesidad para que la Universidad cumpla su función social en el marco de un sistema capitalista. Lo segundo sería profundamente disfuncional, como hemos señalado antes: dada la rápida evolución y variabilidad del mercado laboral, en el marco además de un desarrollo tecnológico acelerado, determinar los contenidos específicos de los estudios por las demandas actuales del mercado laboral no garantizaría su adaptación a las demandas de dicho mercado a la finalización de los estudios, 4 o 6 años más tarde. Por sus propios ritmos y naturaleza, los estudios universitarios requieren de una programación a medio y largo plazo, y no pueden regularse por el mercado, sino por una planificación del desarrollo socioeconómico y cultural.

Y precisamente la planificación de un desarrollo sostenible requiere de la formación de profesionales creativos con capacidad investigadora e innovadora, cuya incorporación al mercado laboral (en la medida en que subsista el modo de producción capitalista) supondría una transformación del mismo. Es decir, en vez de "adaptarse" al mercado laboral, la Universidad impulsaría la transformación del mismo en el marco de una renovación tecnológica. Hay que señalar, además, que en este modelo de desarrollo el protagonismo principal corresponde a la creatividad del trabajo y no a las inversiones más o menos especulativas de capital privado, lo que precisamente crea condiciones adecuadas para la superación del capitalismo y el desarrollo del Socialismo (naturalmente, del siglo XXI) como un proceso de transformación democrática hacia una humanidad sin clases ni Estados, es decir, hacia lo que Marx llamó el comunismo.

Ojo: no estamos diciendo que la "empleabilidad" conduzca necesariamente al comunismo. Pero sí que la perspectiva comunista, la vía socialista para la transformación de la sociedad, requiere de la "empleabilidad" de los titulados universitarios.

En este marco, ¿qué sentido tiene el rechazo a la "empleabilidad" vinculado a la consigna del "No a Bolonia"?

Hay que subrayar que no tiene sentido contraponer "formación profesional" con "formación humanística": también hacen falta, y cada vez más, profesionales formados en ciencias humanas, como la psicología, la pedagogía o la sociología, tanto en el sistema educativo como en las empresas (públicas o privadas), y la misma formación artística es un instrumento relevante para el fomento de la creatividad necesaria para lo que se llama el "I+D+i" (Investigación+Desarrollo+innovación). También, naturalmente, hacen falta historiadores, bien para la docencia bien para la investigación en el ámbito público. Otro problema distinto es el lugar de la filosofía en los estudios superiores, sobre el que debatieron Manuel Sacristán y Gustavo Bueno en 1970, pero ese es un debate específico que no debe confundirse con el debate global sobre el "proceso de Bolonia".

De hecho, la oposición a que la Universidad prepare a sus estudiantes para trabajar, postulando una formación cultural al margen del ejercicio de cualquier profesión, sólo es consistente con los intereses de aquellos estudiantes cuyos medios de vida futuros no dependan de su formación académica, sino que están eventualmente garantizados por su origen familiar.

Más allá de sus intenciones, éste el significado profundo de la consigna "No a Bolonia", consigna que se apoya también sobre el equívoco de su confusión con la justa consigna del "No a la mercantilización de la Universidad".

Artículo tomado del Mundo Obrero digital

jueves, 8 de enero de 2009

MANIFESTACIÓN. STOP GENOCIDIO. FIN DE LA OCUPACIÓN

SÁBADO 17 DE ENERO A LAS 18 HORAS EN LA PLAZA ZORRILLA MANIFESTACIÓN PARA PROTESTAR POR EL GENOCIDIO ISRAELÍ CONTRA EL PUEBLO PALESTINO

Las prácticas terroristas del Gobierno israelí no son nuevas ni sorprendentes. Pero la masacre que se está perpetrando en Gaza en los últimos días excede la brutalidad cotidiana- robo de tierras, construcción del muro, checkpoints, ataques indiscriminados, etc- que el Estado terrorista de Israel emplea contra el pueblo palestino.

Genocidio y terrorismo de Estado. No existe otra calificación posible para el cerco y bombardeo de la Franja de Gaza. Cualquier otra definición de lo que está pasando en Gaza es farisea, hipócrita, vacilante, cínica y despreciablemente cómplice con el imperialismo y el sionismo.

Es aún más despreciable que estos bombardeos respondan en parte a los cálculos electorales de los partidos que gobiernan el Estado terrorista de Israel.

La UE y en particular el gobierno de España están poniendo de manifiesto su carácter imperialista y su vasallaje del imperialismo norteamericano, no sólo por no tomar ninguna medida contra Israel, sino al ni siquiera condenar el terrorismo de Estado y el genocidio. Al contrario los acuerdos preferentes que mantienen la UE y España con Israel en materia comercial, financiera y militar son apoyos fundamentales del régimen de ocupación y genocidio que sufren las y los palestinos desde hace 60 años.

Exigimos al Gobierno de España que rompa todo tipo de relaciones con el Estado de Israel y que en el ámbito internacional promueva la más dura de las condenas y apoye la adopción de las medidas más duras contra Israel que permita el Derecho Internacional. De lo contrario estará demostrando su complicidad con la barbarie que Israel perpetra contra el pueblo palestino.

Llamamos al conjunto de organizaciones sociales, sindicales, políticas, etc...a organizar movilizaciones populares y unitarias en apoyo al pueblo palestino.

Declaramos nuestro apoyo y solidaridad con el pueblo palestino y con su lucha en estos momentos de sufrimiento y barbarie.

STOP GENOCIDIO

FIN DE LA OCUPACIÓN

VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO

Unión de Juventudes Comunistas de España, 29 de diciembre de 2008

miércoles, 7 de enero de 2009

50 años de revolución

El 1 de enero de 1959 fue el día en que triunfó definitivamente la Revolución Cubana. Ahora, en el 2009, cumple 50 años. Años en los que ha conocido de todo. Pero ya antes de ese triunfo la Revolución había conocido unas cuantas cosas, malas y buenas.

El comienzo de la lucha contra la dictadura de Batista -la Revolución propiamente dicha llegaría más tarde- se sitúa el 26 de julio de 1953, cuando un grupo de patriotas cubanos asaltó por sorpresa el cuartel Moncada. La motivación de los asaltantes, conducidos por el joven abogado Fidel Castro, era la de combatir la infame dictadura que sometía a Cuba a los designios más infames aún de los Estados Unidos.

El asalto no triunfó, y los asaltantes fueron sometidos a juicio. En el mismo es donde Fidel, ejerciendo su autodefensa, pronunció el alegato La Historia me absolverá, una auténtica declaración de intenciones. El tribunal, ante la escandalosa violación por parte de la dictadura de los principios consagrados en la Constitución de 1940, absolvió finalmente a Fidel Castro.

Fue en México donde se perfiló el movimiento revolucionario que había de llevar el socialismo a Cuba, y allí fue también donde el líder de los revolucionarios conoció al médico argentino Ernesto Guevara, el Che. Un amplio grupo de cubanos se unió entonces para derrocar a la dictadura de Batista.

Los revolucionarios desembarcaron (desde el Granma) en 1956 en las costas cubanas. La aviación de la dictadura les obligó a dispersarse, de resultas que al reunirse, según se cuenta, sólo quedaban doce revolucionarios del grupo inicial.

La Revolución parecía fracasada, nada más comenzar. Sin embargo, los revolucionarios supieron ganarse el apoyo del pueblo. El pueblo, en torno a la guerrilla, realizó la Revolución y en 1959 se instaló en Cuba un nuevo sistema.

Los criminales de la era de Batista fueron juzgados y condenados. Se implantó la justicia social y se restauró la soberanía del pueblo, así como la independencia del país. Los partidos políticos participantes en la Revolución se reunieron en el PURS (Partido Unido de la Revolución Socialista), y se implantó una Ley Fundamental que organizase la transición al sistema socialista. El 3 de octubre de 1965 se fundó finalmente el Partido Comunista de Cuba.

La culminación del proceso revolucionario se halló en la aprobación por referéndum popular de la Constitución de la República de Cuba en 1976, proclamando para Cuba un sistema socialista esencialmente democrático y desarrollado, sin caer en los vicios burocráticos de otros sistemas socialistas. La Constitución fue acompañada de la elección del compañero Fidel Castro como Presidente del Consejo de Estado, tras haber liderado la Revolución durante veinte años.

El socialismo sólo pudo desarrollarse con la participación directa de todo el pueblo y la planificación democrática de la economía. Un ejemplo de ello fue la gran zafra azucarera de 1970, con una producción de más de ocho millones de toneladas de azúcar. Pero, en un continuo afán de autoperfeccionamiento, la Constitución fue modificada en 1992 para mejorar aún más el sistema de democracia socialista de la isla, por una indicación del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba. En el año 2002, un referéndum popular declaró el sistema socialista cubano como irrevocable.

A lo largo de su existencia, la Revolución Cubana ha sufrido una gran cantidad de ataques que han animado al pueblo cubano a continuar por la ruta del socialismo y de su independencia frente a las potencias imperialistas. El intento de invasión de la isla en 1961, la crisis de los misiles o el derrumbe del bloque socialista han sido golpes duros para el país, que aún así sigue resistiendo. Más recientemente, una oleada de huracanes ha arrasado la isla, sin que el pueblo haya perdido la confianza en un sistema que -en este caso- ha sabido evitar lo que en otros países ha sido una masacre.

El relevo de Fidel Castro en el timón del Estado ha demostrado al mundo que con Fidel o sin Fidel, la Revolución Cubana continuará su rumbo socialista, internacionalista y democrático sin que el imperialismo pueda hacer nada en contra de ello.