En noviembre de 1921, paralelamente al proceso de fundación del Partido Comunista de España, en el que jugaron un importante papel las y los jóvenes, se producía la fundación de la Unión de Juventudes Comunistas de España.
En aquella época, la Revolución de Octubre de 1917 había tenido una importante repercusión en el conjunto del movimiento revolucionario mundial, y especialmente en la juventud obrera y campesina en España, que empieza a ver una esperanza en la revolución rusa, sobretodo en un contexto agrario tan atrasado y con una revolución industrial tardía y muy concentrada en grandes ciudades.
En aquella época, la Revolución de Octubre de 1917 había tenido una importante repercusión en el conjunto del movimiento revolucionario mundial, y especialmente en la juventud obrera y campesina en España, que empieza a ver una esperanza en la revolución rusa, sobretodo en un contexto agrario tan atrasado y con una revolución industrial tardía y muy concentrada en grandes ciudades.
Esta experiencia histórica generó grandes contradicciones en el seno del PSOE, que en 1920 realiza una conferencia para decidir sobre su posible entrada en la III Internacional, ganando por un mínimo margen la posición favorable a la entrada, por lo que la decisión se pospone a su Congreso. Finalmente, las reticencias de parte del PSOE a entrar en la III Internacional se saldarían con la escisión de la dirección nacional de las Juventudes Socialistas y de varias federaciones del PSOE para formar el Partido Comunista Español ese mismo año.
Al celebrarse el Congreso, las posiciones favorables a entrar en la III Internacional vuelven a ser mayoritarias, pero desde la postura contraria se consiguen imponer condiciones para la entrada que no serán aceptadas por la Internacional. El PSOE vuelve a celebrar un congreso donde las posiciones favorables serán derrotadas, lo que se salda con una nueva escisión de parte del partido que formará el Partido Comunista Obrero Español.
La III Internacional, siguiendo el principio de partido único, insta al PCOE y al Partido Comunista Español a que constituyan una sola organización. La internacional juvenil comunista hará lo propio, por lo que tras el Congreso de Unificación se crea el Partido Comunista de España, y se elige a una dirección de jóvenes que serán los encargados de construir la sección española de la internacional juvenil, y se establecen las bases de la relación que ha de tener las juventudes y el partido, constituyéndose como una organización independiente y autónoma que organice a la juventud desde una lógica juvenil, y que asuma sus propios aciertos y errores. Tiburcio Pico es su primer secretario general.
Los primeros años
Los primeros años de existencia de la UJCE vinieron marcados por las movilizaciones y la convulsión en el país, y por una situación interna de aislamiento y sectarismo influida por las dificultades de la organización para aplicar al contexto propio las enseñanzas adquiridas en la revolución rusa. La UJCE y el PCE se lanzan a diversas aventuras insurreccionalistas sin éxito, además de estar en constantes disputas internas entre los sectores provenientes de los partidos originarios.
La marcha general del país con los desastres militares de la Guerra de Marruecos y la descomposición del régimen de la restauración no ayudan al crecimiento de la organización. La UJCE realiza una campaña externa contra de la Guerra de Marruecos.
En septiembre de 1923 el general Primo de Rivera da un golpe de estado con el apoyo del rey Alfonso XIII y la aristocracia española, la Iglesia y algunos sectores del ejército. El PCE y la CNT intentan organizar un movimiento opositor al golpe sin mucho éxito, al igual que sucede a la organización juvenil en su ámbito.
Los primeros años de la dictadura están marcados por la persecución política y por la constante cooptación de cuadros juveniles para nutrir las direcciones caídas, bien por detenciones o por conflictos internos. Los intentos de la Internacional Comunista por estabilizar al partido y a la juventud se vuelve inútiles y la militancia menguo hasta unos poco centenares.
Consolidación, ascenso y unificación.
Con la caída de la dictadura y la llegada de la II República en 1931, la organización vive una nueva etapa de crecimiento y fortalecimiento, en un contexto de cambios para el país. No obstante, en los primeros años de República continúa la inercia de sectarismo y rechazo frontal al nuevo sistema político por caracterizarlo como una república burguesa, lo que se reconduciría a partir del II Congreso de 1932.
El II Congreso, celebrado en Bilbao, elige a una nueva dirección encabezada por Trifón Medrano, y se produce una profunda renovación y reorganización interna. La organización se consolida, toma presencia en fábricas de toda España y desarrolla políticas con una incidencia real en la juventud trabajadora.
El cambio de dirección en el PCE ayudaría al cambio de enfoque en la organización juvenil. También ayudarían dos hechos de importante relevancia histórica: por un lado, la experiencia de la Revolución de Asturias de 1934, que demostraba el potencial de la unidad entre la UJCE y las Juventudes Socialistas; por otro lado, el VII Congreso de la KOMINTERN y su impulso a la política de alianzas antifascistas, que tendrá su correlato en la política de unidad juvenil antifascista en la Internacional Juvenil Comunista. Eso impulsará en el trabajo concreto la unidad entre jóvenes comunistas y socialistas.
Finalmente una delegación conjunta del UJCE y de FJSE viaja a Moscú para sentar las bases de la unificación con la dirección de Internacional Juvenil Comunista, y en marzo de 1936 se realiza una asamblea de unión en Madrid, mediante la cual se abría un proceso de constitución de la Juventud Socialista Unificada, con conferencias a todos los niveles y que culminaría en un Congreso Nacional en de Unificación en agosto del 36.
La JSU se constituyo como organización juvenil independiente, con lazos fraternos con los dos partidos obreros, PSOE y PCE. La dirección se constituyó a partes iguales entre las dos organizaciones, aún cuando la proporción entre ambas era bastante desigual. A nivel internacional se adhirió a la internacional socialista para trabajar en su seno por la unidad con la internacional comunista, de la que era simpatizante. En poco tiempo la JSU se convertirá en la organización juvenil por excelencia.
El proceso de unificación no estuvo exento de críticas de los sectores más derechistas del PSOE, que veían el proceso como una entrega a los comunistas orquestada desde Moscú.
La Guerra Civil
El 18 de Julio de 1936 se produce el golpe de Estado fascista perpetrado por el ejército, y promovido por la Iglesia y la derecha política. La consigna de la JSU en plena contienda fue la de unidad de los y las jóvenes contra el fascismo. Así aunque la unidad se consideraba ya lograda con la JSU, se creo la Alianza Juvenil Antifascista en agosto del 37 que aglutinaba a muchas organizaciones juveniles de partidos republicanos, sindicatos e incluso las juventudes libertarias.
La labor de agitación y propaganda de la JSU durante toda la contienda fue encomiable. Se realizaron campañas muy exitosas para movilizar a la juventud como las “Ocho condiciones de la Victoria” o el programa de juventud. También desplegó una incansable labor social organizando las Olimpiadas Juveniles y brigadas de alfabetización en la retaguardia o clubes de lectura para los soldados en el frente.
En cuanto a su labor militar, la JSU organizó sus propios batallones, que posteriormente serían integrados en el Ejercito Popular. Del mismo modo, tuvo gran importancia la creación del cuerpo de ayuda llamado “Alerta” que era el encargado de recoger a los heridos y a los muertos tras los bombardeos de la ciudad.
Internamente, la JSU era independiente pero no fue neutral a la durísima confrontación que se dio en el bando republicano durante toda la guerra. En este sentido siguió la política marcada por el PCE de unidad antifascista, llegando a afiliarse toda la dirección de la JSU al PCE en plena batalla de Madrid.
Las tensiones entre el PCE y el PSOE también se dejaron notar dentro de la JSU, la simpatía de los caballeristas se acabo pronto y se comenzaron a formar comisiones de socialistas en algunos lugares, que más tarde serían el germen de la reorganización de las juventudes socialistas.
La Posguerra
Tras la derrota de las fuerzas republicanas vendría una segunda clandestinidad de casi cuarenta años.
La JSU apoya la lucha guerrillera con dos divisiones de maquis y se planteo como objetivo prioritario salvar a las y los jóvenes de la represión. Las fuerzas antifascistas seguían creyendo que la guerra contra el nazifascismo liberaría también a España, aunque esta esperanza no se cumplió.
En Octubre de 1945 se constituyó en Londres la Federación Mundial de la Juventud Democrática, siendo la JSU organización fundadora. Mientras tanto se celebraba en Francia el I Congreso en el exilio de las Juventudes Socialistas, con lo que la JSU quedó herida en su carácter unitario.
La débil estructura clandestina que la JSU deja en el país la vuelve dependiente del PCE. Durante los años cincuenta la JSU va a ir desapareciendo al ir ingresando la mayoría de sus cuadros en el PCE e ir el PSOE impulsando su propia organización.
La Reconstitución
En 1960 se celebra el VI Congreso del PCE, en un contexto político y social de incremento de oposición al franquismo, con el repunte del movimiento obrero y el nacimiento de las Comisiones Obreras.
Así se decide la recuperación de la organización juvenil que se adaptase a esta nueva situación y en octubre de 1961 el Comité Central del PCE nombra a Agustín Gómez secretario general de la UJCE, y se organizan círculos de jóvenes vinculados a las células del partido. La línea estratégica en este periodo, en sintonía con la del PCE, está marcada por un llamamiento a la unidad de la juventud antifascista y a la reconciliación nacional.
En 1963 ve la luz el primer número de la revista Horizonte. La Guerra de Vietnam y la lucha antiimperialista marcará la agenda política de la organización en 1965.
Las huelgas estudiantiles y obreras inundarán todo el país en 1966, y las elecciones sindicales de ese año supondrán un éxito para CC.OO. . La necesidad de enfrentar las problemáticas particulares de la juventud en el ámbito sindical lleva a la organización a promover la participación juvenil en el sindicato, y a constituir la comisión juvenil unitaria (germen de las secretarías de juventud).
A principios de los años 70 la UJCE ya tiene implantación en todo el Estado, por lo que se decide realizar una conferencia que articulase a la UJCE a nivel de todo el país. Posteriormente se realizaron varias conferencias que consolidaron un núcleo de dirección estatal estable.
En abril de 1976 se convoca en Madrid clandestinamente la IV Conferencia, que tuvo que ser desconvocada in situ ante las escasas garantías de seguridad que existían. El secretariado compuesto por 8 personas es detenido en los sótanos de la Puerta del Sol, por órdenes del entonces ministro Manuel Fraga. Ante la presión de abogados y familiares son puestos en libertad sin cargos.
La Conferencia se realiza finalmente en Barcelona, donde se plantea la consigna “Hacia la UJCE de los cien mil”. Se proponía pasar de 20.000 militantes a 100.000. También se concibe a la organización como una organización de masas, como un movimiento joven para la libertad y el socialismo. La estructura que se crea son las “uniones”, que eran concebidas como amplios espacios para el debate, el ocio... .
La legalización
El 9 de abril de 1977, más conocido como sábado santo rojo, el gobierno legaliza el PCE y por tanto la UJCE. En las primeras elecciones, en junio de 1977, Josep Maria Riera, Secretario General de la JCC, sería elegido diputado a las Cortes en la lista del PSUC. La campaña por la mayoría de edad a los 18 años es un gran éxito tanto por los resultados que se consiguen como por la gran movilización juvenil que provocó.
Tras la IV Conferencia, la UJCE entró en crisis. De los 100.000 militantes que se buscaba afiliar, se alcanzaron los 40.000. El modelo organizativo “abierto” y “de masas” derivó en una estructura hipertrofiada, con comités inestables, “uniones” sin continuidad en el trabajo, imprevisión, debilidad ideológica, etcétera.
Se pasó a un modelo organizativo un poco más definido y perfilado, donde los “colectivos” sustituían a las “uniones”. La Organización se dotó de un Manifiesto Ideológico y unos Estatutos, donde se definía como marxista revolucionaria, y un Comité Federal de más de setenta miembros. Como órgano de expresión se edita “El Manifiesto”.
En 1979 tiene lugar la V Conferencia. En ella, lejos de superar la crisis, se profundiza en ella. Tras una fuerte autocrítica, en la que se define el estado de la Organización como “caótico”, emergen tendencias influidas por los debates de la autonomía obrera italiana y el situacionismo francés que proponen la disolución de la UJCE en un movimiento juvenil tenido por sujeto principal de la revolución articulado en torno al potencial del “pasotismo”, definido como “antiautoritario” y “revolucionario”.
A principios de los años ochenta, la lucha contra la entrada de España en la OTAN marca un nuevo ciclo de movilización. Los II y III Congresos en 1981 y 1984 confirmaron la tendencia eurocomunista de la UJCE que, al igual que en el PCE, convulsionarían a la organización en lo interno.
Al calor de las fuertes movilizaciones contra la OTAN y ante la manifiesta derechización del PSOE, en 1986 nace Izquierda Unida como movimiento político y social que trate de aglutinar al conjunto de la izquierda en un mismo proyecto político. La UJCE participará en su fundación como organización independiente y autónoma.
En enero de 1988 la UJCE celebra su IV Congreso. Este estuvo alumbrado por las masivas movilizaciones estudiantiles de los años 1986 y 1987, en las que la Juventud Comunista estuvo altamente implicada, lo que permitió que un gran número de cuadros que se forjaron al calor de las luchas, se incorporaran a las tareas políticas de la Unión.
A su vez, el Congreso preparó lo que finalmente resultaría como la Plataforma Juvenil por el Empleo, una de las experiencias unitarias más importantes de los jóvenes de izquierdas en los últimos años, que protagonizó movilizaciones emblemáticas, como la manifestación del 1 de diciembre de 1988, que reunió a casi 200.000 jóvenes y constituyó una de las mayores movilizaciones juveniles de la historia de España, que sirvió como prólogo de la histórica Huelga General del 14-D.
Los convulsos noventa
Al calor de las experiencias unitarias, y especialmente de Izquierda Unida, se celebró un nuevo Congreso de Unidad (mayo de 1989) donde la mayoría de los CJC se reintegran en la UJCE, lo que marca un antes y un después en la línea política de la organización.
En junio de 1990, la UJCE afronta en su V Congreso un duro debate motivado por la caída del bloque socialista, con posiciones que cuestionaban su propia existencia o la necesidad de congelar su actividad en favor de unas nuevas juventudes de IU. El Congreso se salda con la derrota de las posiciones liquidacionistas, jugando un importante papel en el posterior debate sobre la misma cuestión en el seno del XIII Congreso del PCE.
Los años noventa resultaron extraordinariamente convulsos para la UJCE. Debido a las sucesivas crisis del PCE, se produjo el desmantelamiento de la Juventud Comunista en prácticamente todas las comunidades autónomas. Sólo las Federaciones de Madrid (JCM) y Andalucía (JCA) permanecieron con estructuras estables y consolidadas pero tampoco fueron ajenas a profundas crisis y escisiones frecuentemente motivadas por los conflictos internos del PCE. No fue hasta el VIII Congreso cuando la UJCE consigue cambiar la tendencia autodestructiva y afrontar la reconstrucción de la Organización y la adopción de una estrategia propia.
En la actualidad
El modelo organizativo de la UJCE ha venido marcado en los últimos años por la adopción del leninismo como definición ideológica (aprobada en el VI Congreso, abril de 1993), la aplicación de la unidad de acción y desarrollo de la sectorialización (VIII Congreso, diciembre de 1999) y la asunción del centralismo democrático (IX Congreso, noviembre de 2003).
En 2006 la UJCE celebró su X Congreso bajo el lema: “Seguimos adelante: organizando la Revolución del Siglo XXI”. En este congreso la organización profundizó en el marxismo-leninismo como base ideológica y reforzó el centralismo democrático como modelo organizativo. Asimismo, en este congreso, la UJCE puso su empeño en mejorar en sistema de sectorialización que llevaba aplicando desde el VIII Congreso, y que cristalizaría en un papel muy importante de la organización en las movilizaciones estudiantiles contra la LOU y el Plan Bolonia.
En abril de 2010 tuvo lugar el XI Congreso, bajo el lema “aprender >> luchar >> vencer”, siendo uno de los más concurridos en los últimos quince años. Actualmente la UJCE centra su actividad en la reconstrucción de la identidad de clase, la lucha por la democracia participativa y por la III República.
Noventa años después, en condiciones muy distintas, la juventud sigue rebelándose incansable contra el capitalismo y contra los distintos atentados a la dignidad humana sobre los que se sostiene este sistema de explotación y dominación. La UJCE seguirá aportando experiencia a los distintos frentes de lucha, y enriqueciéndose de los aprendizajes de los distintos movimientos que luchan por la emancipación del ser humano, y por mayores cotas de libertad para la juventud obrera, campesina y estudiantil.
Mientras la anacrónica explotación del hombre por el hombre siga existiendo, seguirá siendo plenamente vigente la lucha de la juventud por el ideal comunista. Que esté en guardia el burgués insaciable y cruel, que esta juventud no le dará nunca paz ni cuartel.
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