domingo, 12 de enero de 2014

En el centro de trabajo, organicémonos para vencer.

Los trabajadores y trabajadoras seguimos siendo imprescindibles para el correcto funcionamiento de la economía y de la sociedad en general. Sin trabajadores y trabajadoras no hay productos de consumo, no hay transportes, no funcionan las comunicaciones, no se produce ni crea nada. Sin nuestra capacidad para aumentar el valor de las materias primas transformándolas en objetos o alimentos, sin conductores para transportarlas, sin administrativos, sin informáticos o sin empleados en los comercios, no existe beneficio para los empresarios.

Debemos ser conscientes de la fuerza con la que contamos, y esta reside en nuestras propias manos. Pero también reside en nuestra unidad y nuestra capacidad para organizarnos, principalmente en las empresas. ¿Vamos a dejar que, aun siendo que sin nosotros/as no pueden vivir, empresarios y empresarias sigan echándonos a la calle, bajando nuestros sueldos y alargando las jornadas de trabajo?.

Especialmente los jóvenes asalariados/as no hemos sido durante un tiempo conscientes de nuestra fuerza. Hemos sido incapaces de tomar la iniciativa, de construir organización en la empresa y de integrarnos en la lucha por el mantenimiento o la mejora de nuestras condiciones de trabajo. Nos hemos quedado en muchos casos rezagados en las luchas, o no hemos conseguido ser el relevo de viejas generaciones de sindicalistas combativos.

Pero esos tiempos tienen que llegar a su fin. Ya es hora de pasar a la acción. Hemos de ser un muro contra el que se estrellen las iniciativas de los empresarios destinadas a convertirnos en piezas precarias en su tablero de ajedrez. Son muchas las posibilidades que se abren a la hora de organizarse y trabajar por nuestros derechos en las empresas.

La historia nos dice que a pesar de las zancadillas puestas por empresarios para evitar que nos organicemos, siempre es posible sortearlas con creatividad y dejando la resignación a un lado. Y para ello es imprescindible contar con apoyos a nuestro lado, apoyos que se consiguen formando parte de algo más grande que nosotros como individuos; debemos ser todo uno y tenemos que saber utilizar las posibilidades que el sindicalismo de clase nos ofrece.





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