Debemos ser conscientes de la fuerza con la que contamos, y esta reside en nuestras propias manos. Pero también reside en nuestra unidad y nuestra capacidad para organizarnos, principalmente en las empresas. ¿Vamos a dejar que, aun siendo que sin nosotros/as no pueden vivir, empresarios y empresarias sigan echándonos a la calle, bajando nuestros sueldos y alargando las jornadas de trabajo?.
Especialmente los jóvenes asalariados/as no hemos sido durante un tiempo conscientes de nuestra fuerza. Hemos sido incapaces de tomar la iniciativa, de construir organización en la empresa y de integrarnos en la lucha por el mantenimiento o la mejora de nuestras condiciones de trabajo. Nos hemos quedado en muchos casos rezagados en las luchas, o no hemos conseguido ser el relevo de viejas generaciones de sindicalistas combativos.
Pero esos tiempos tienen que llegar a su fin. Ya es hora de pasar a la acción. Hemos de ser un muro contra el que se estrellen las iniciativas de los empresarios destinadas a convertirnos en piezas precarias en su tablero de ajedrez. Son muchas las posibilidades que se abren a la hora de organizarse y trabajar por nuestros derechos en las empresas.
La historia nos dice que a pesar de las zancadillas puestas por empresarios para evitar que nos organicemos, siempre es posible sortearlas con creatividad y dejando la resignación a un lado. Y para ello es imprescindible contar con apoyos a nuestro lado, apoyos que se consiguen formando parte de algo más grande que nosotros como individuos; debemos ser todo uno y tenemos que saber utilizar las posibilidades que el sindicalismo de clase nos ofrece.
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